El cacao necesita un “cariñito”
Por Andrés Dauhajre hijo
Fundación Economía y Desarrollo, Inc.
A partir del 2023, el precio del cacao en el mercado mundial comenzó a aumentar significativamente, subida que se aceleró en 2024 hasta alcanzar en enero de este año el máximo histórico de US$10,710 la tonelada métrica, por encima del precio del cobre. Caídas en la productividad derivadas de condiciones climáticas muy adversas y cambiantes en Costa de Marfil y Ghana, las dos principales minas de cacao del mundo de donde emanan 7 de cada 10 toneladas de la producción global, se han combinado con la proliferación de plagas y enfermedades (virus de la hinchazón del cacao y enfermedad de la Vaina Negra) en los árboles de cacao y con el constante aumento de la demanda mundial para generar aumentos sin precedentes en el verdadero oro negro de la agricultura. Anótelo. El precio del cacao en enero de este año fue 20 veces más elevado que el de una tonelada métrica de petróleo crudo.
No hay nada en el panorama mundial que permita prever un regreso de los precios del cacao a la meseta de bajos precios que prevaleció entre 2010 y 2022. En nuestra región, Ecuador y Perú, ocupantes de las posiciones 1 y 3 en el ranking de los principales exportadores de cacao del Continente, han sacado enorme provecho de este “boom” de los precios del cacao. Ecuador, que en 2010 exportó US$425 millones de cacao y sus derivados, el año pasado registró exportaciones por US$3,618 millones, 8.5 veces más. Perú, que apenas exportó US$90 millones de cacao y sus derivados en 2010, en 2024 exportó US$1,250 millones, 14 veces más. Ambos lograron estos resultados hiperbólicos gracias a que durante ese período de 14 años adoptaron estrategias y políticas efectivas que les permitieron aumentar la producción y, en consecuencia, el volumen de sus exportaciones en 243% y 574%, respectivamente. En consecuencia, el “boom” del precio mundial del cacao se encontró, en el caso de Ecuador y Perú, con una oferta creciente que permitió magnificar los beneficios del alza de precios del cacao en el mercado global.
República Dominicana también se ha beneficiado del boom de los precios. Lamentablemente, la agricultura, sobre todo la de exportación de productos tradicionales, continúa siendo la cenicienta de nuestra economía. Mientras Ecuador y Perú lograron aumentar el volumen de sus exportaciones en 243% y 574% entre 2010 y 2024, respectivamente, República Dominicana apenas exhibió un crecimiento raquítico de 14%, equivalente a un crecimiento anual promedio de 0.9%. Debido a lo anterior, el valor de nuestras exportaciones de cacao y sus manufacturas en 2024 apenas fueron 2.6 veces mayores que las de 2010, un factor de expansión que compara muy desfavorablemente con el 8.5 de Ecuador o el 14 de Perú. Si nuestro país hubiese aumentado su producción de cacao en porcentajes similares a los registrados por Ecuador o Perú en el 2010-2024, nuestras exportaciones de cacao y sus manufacturas habrían sido de US$1,438 millones o US$2,825 millones en 2024, respectivamente. En otras palabras, similares a una o dos veces las exportaciones totales de oro que alcanzamos el año pasado.
El cacao debería recibir más atención de parte de las políticas públicas. Reconozco que, al no existir un Proyecto de Nación, las políticas públicas tienden a orientarse hacia la consecución de votos y altas tasas de favorabilidad política. En un país donde la ruralidad acoge a poco más del 21% de la población está claro que no es en esa geografía donde la relación peso público invertido a voto obtenido es más alta. Según las estimaciones de expertos dominicanos, en 2024 cerca de 40,000 familias estaban dedicadas al cultivo del cacao en 2.75 millones de tareas distribuidas en 16 provincias del país. Nuestra productividad, según los datos de producción y siembra publicados por el Ministerio de Agricultura (MAG), es relativamente elevada, estimándose en 75 libras por tarea en 2023, muy por encima de las 53 de 2010. Si los datos y las estimaciones del MAG fuesen correctos, República Dominicana sería actualmente el líder regional en productividad, por encima de Ecuador y Perú. Expertos independientes, sin embargo, sostienen las estimaciones del MAG se distancian mucho de la verdad. Señalan que nuestro rendimiento real promedio cae en el rango de 55-60 libras por tarea.
En el caso de los dos países que más provecho han extraído del “boom” de los precios del cacao observamos que las áreas sembradas aumentaron de manera considerable entre 2010 y 2024. En el caso de Perú, por ejemplo, pasó de 1.05 millones de tareas en 2010 a 4.45 millones en 2024; en el caso de Ecuador, aumentó de 3.18 millones de tareas en 2010 a 9.74 millones en 2024. En 2010, República Dominicana tenía 2.44 millones de tareas sembradas de cacao, reflejando que en 14 años solo pudimos agregar 318,000 tareas. No tenemos elementos de juicio ni información precisa para determinar si el país tiene capacidad o no de aumentar significativamente el área sembrada de cacao. Las perspectivas futuras de precios apoyarían la realización de un mayor esfuerzo si se tiene en cuenta que las condiciones climáticas continuarán afectando la oferta mundial de cacao mientras la demanda continuará creciendo. Esa, sin lugar a duda, es una apuesta más segura que la inversión en criptomonedas con oferta fija y demanda especulativa que, por el momento, está creciendo.
En lo que eso sucede, sin embargo, hay que apoyar a los productores de cacao con políticas públicas que fomenten un aumento de la producción y la oferta exportable de cacao. En primer lugar, no dejar provincias productoras de cacao fuera del alcance de los programas de emergencia, como sucede actualmente con Monte Plata, la principal provincia productora, Hato Mayor y El Seibo, teniendo en cuenta que las fuertes y crecientes lluvias han acelerado el proceso de maduración de las mazorcas de cacao y generado congestionamiento en las instalaciones de beneficiado (fermentación) y secado, lo que podría contaminarlas con hongos. Los expertos entienden que el gobierno debería actuar con rapidez e inteligencia, facilitando transporte, rehabilitando caminos, conformando brigadas para apoyar a los productores en labores de cosecha y picado de mazorcas y aumentando la capacidad de secado de cacao. La inacción oficial podría provocar pérdidas cuantiosas, incluyendo ingresos de divisas que podríamos recibir por las exportaciones de cacao y un deterioro de la cartera de préstamos del Banco Agrícola a los productores de cacao.
No habría un “cariñito” más beneficioso para la nación, dado los elevados precios mundiales del cacao, que apoyar al sector con un aumento significativo en la capacidad de fermentación y secado de cacao. A esto último, con la mirada puesta en el mediano y largo plazo, como siempre tienen los estadistas, habría que añadir la dotación de toda la cadena de infraestructura necesaria para el manejo postcosecha y la ejecución de un programa efectivo que fomente la conversión de plantaciones “gallolocas” en fincas productivas que deberán incluir sistemas eficientes de irrigación que permita independizarlas de las lluvias.
*Los artículos de Andrés Dauhajre hijo en elCaribe pueden leerse en www.lafundacion.do