La afirmación recogida en el título de esta entrega explica el porqué nuestros presidentes, cada dos años, exhortan al Comité Nacional de Salarios a realizar ajustes que, además de compensar por la inflación acumulada, reduzcan el gran rezago salarial representado por el deterioro de la participación de las remuneraciones de los asalariados en el PIB.
El Banco Central, en sus informes periódicos sobre la economía dominicana, generalmente presenta la dinámica del PIB medido a través del valor agregado que aporta cada uno de los sectores de la economía. Con un rezago razonable, publica también el cálculo a partir del enfoque del gasto, es decir, cuánto del PIB es explicado por el consumo, la inversión, el gasto del gobierno y cuánto por la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios. En muy pocas ocasiones, sin embargo, se aborda la dinámica del PIB medido a través del enfoque del ingreso, es decir, el método que presenta cómo se distribuye el PIB entre los factores de la producción.
La mayoría de los institutos nacionales de estadísticas y de los bancos centrales del mundo, publica esta descomposición en una ventanilla del bloque de Cuentas Nacionales denominada PIB por el método del ingreso. En otros países, entre los cuáles se encuentra el nuestro, el Banco Central presenta la información dentro del bloque de Cuentas Nacionales, bajo la ventanilla Cuadros de Oferta y Utilización (COU). La mayoría de los países de la región publican la descomposición, generalmente, con un rezago de uno o dos años. Uruguay y República Dominicana, son la excepción. En el caso de la República Dominicana, la última información disponible corresponde al año 2016. Desconocemos la fecha exacta en que el Banco Central dará a conocer la descomposición del PIB por el método del ingreso para los años 2017-2022.
Para estimar la participación de las remuneraciones de los asalariados en el PIB, algunas entidades privadas y economistas académicos de la región que evalúan periódicamente la dinámica del mercado laboral, utilizan una metodología que parte del comportamiento del número promedio de ocupados por trimestre, el aumento de los ingresos o salarios promedios estimados por las encuestas nacionales de fuerza de trabajo que realizan los institutos nacionales de estadísticas o los bancos centrales, y los aportes de los empleadores a las seguridad social. Tomando prestada esa metodología, el equipo de investigación de la Fundación Economía y Desarrollo, estimó la participación de las remuneraciones de los asalariados en el PIB para los años 2017-2022. Estamos conscientes que estos estimados pueden contener deficiencias notables y por eso, se contrastaron con el margen de diferencia existente entre el número de asalariados y los salarios pagados plasmados en las tablas del COU del Banco Central y los publicados en los Boletines de la DGII de los años 2010-2016. A pesar de lo anterior, estamos conscientes que pueden prevalecer errores cuya desaparición tendrá lugar cuando el Banco Central publique sus tablas actualizadas del COU.
En los países desarrollados, la participación que tiene la remuneración de los asalariados en el PIB oscila entre 38% y 59%, según la base de datos de la OECD, exceptuando el caso de Irlanda, que tiene una participación de 24.8% en el 2022. Si echamos una mirada a la región, observamos que, en América del Sur, la participación oscila entre el 28.5% de Perú para el año 2021 y el 42.7% de Brasil para el 2020. Si nos acercamos a la región conformada por México y Centroamérica, advertimos que el rango va desde el 28.1% de México en el 2022 y el 46.2% de Costa Rica en el 2020.
Se observa también una tendencia a la baja en la participación de la remuneración a los asalariados en la mayoría de los países en el período 2021-2022, lo que puede deberse a los efectos de la pandemia del Covid-19 en la dinámica del mercado laboral de la región. Transitoria o permanentemente, la pandemia puede haber llevado a una cantidad no despreciable de asalariados de buscar una fuente de ingreso diferente al trabajo remunerado a través del pago de un salario. A esto debemos agregar que el extraordinario rebote y crecimiento de la economía en los años 2021-2022, provocó aumentos considerables de los valores del PIB a precios corrientes y que el resultante aumento de la productividad laboral que se verificó, no fue correspondido con aumentos pari passu de los salarios nominales. Esta tendencia a la baja se observa en Colombia, Paraguay, Perú, Honduras, Nicaragua y México. Al no disponerse de las informaciones del año 2021 para Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador y Guatemala, no podemos asegurar que en esos países haya sucedido lo mismo. Panamá es el único país de la región donde la participación aumentó 2 puntos porcentuales del PIB en el 2021, pero esto podría deberse a que la masa salarial de 27.4% del PIB del 2020, excluye el 1.1% del PIB que se transfirió a trabajadores y hogares bajo el programa Panamá Solidario.
En el caso de República Dominicana, la remuneración de los asalariados como porcentaje del PIB alcanzó su máximo nivel en el 2009, con 34.3%, según las estimaciones del Banco Central. Entre 2009 y 2016 descendió gradualmente, registrando 30.9% en el 2016. Las estimaciones de la Fundación, muestran un ligero repunte en el 2018 (32.5%) y un descenso apreciable entre 2019 y 2022. Resalta el hecho de que República Dominicana, con 24.7% (similar a Irlanda) en 2022, aparece bien acompañada en el rango bajo de la remuneración de asalariados como % del PIB: México (28.1%), Perú (28.5%) y Panamá (29.1%). Los tres tienen calificaciones triple B (BBB+ o BBB) de Standard & Poor’s, entre las mejores de la región. Algunos podrían concluir que los sólidos fundamentos macroeconómicos y las notables historias de crecimiento no han sido percibidos, con la misma intensidad, por todos los factores de la producción.
En el caso dominicano sería necesario profundizar en el análisis. ¿Es posible que la creciente mano de obra haitiana que ingresa al país, al operar como sustituta de la mano de obra dominicana de menor nivel calificación, además de elevar la desigualdad de ingresos en el país, como demostró Jaime Aristy Escuder (2010), esté contribuyendo también a reducir la participación en el PIB de las remuneraciones de los asalariados y aumentar el excedente bruto de explotación, es decir, el pago a la propiedad (intereses, regalías, utilidades) y las remuneraciones de los empresarios? ¿Es posible que el “Dutch Disease” de casi US$10,000 millones de las remesas (9% del PIB en el 2021-2022), esté facilitando la sustitución a la que se refiere Aristy, y fomentando la emigración de mano de obra no calificada dominicana desde la ocupación a otras actividades o al ocio, explicando de esa manera el porqué, mientras el crecimiento anualizado de la producción real fue 5.7% entre el 2014 y el 2022, la ocupación anual apenas creció en 2.2%? ¿Tendremos que acostumbrarnos a este delicado “steady state”, mientras el sistema educativo dominicano siga entregando a la economía recursos humanos con muy bajo conocimiento, preparación y calificación?