Por Andrés Dauhajre hijo. abr 24, 2025

El 22 de diciembre de 2024, Stephen Miran fue seleccionado por Donald Trump para ocupar la jefatura del Consejo de Asesores Económicos de su gobierno. Un mes antes, Miran, en ese entonces Estratega Principal de Hudson Bay Capital, una empresa global de gestión de inversiones, publicó un documento titulado “A User’s Guide to Restructuring the Global Trade System”. Para muchos, la Guía de Miran constituye el soporte teórico del tsunami arancelario de la administración Trump que se produjo el pasado 2 de abril, titulado por el presidente estadounidense como el “Día de la Liberación”.

En su Guía, Miran incluye una sección denominada “Tarifas y Compensación de Moneda” en la que sostiene que el establecimiento de tarifas no tiene necesariamente que impactar el nivel de precios de la economía de un país grande como EE. UU. y, por tanto, generar un aumento en la inflación. Amparándose en un artículo de Olivier Jeanne y Jeongwon Son John publicado en el Journal of International Money and Finance el año pasado (“To what extent are tariffs offset by exchange rates”), Miran señala que “la razón clásica por la que las monedas compensan los cambios en los aranceles es que estos mejoran la balanza comercial, lo que a su vez ejerce una presión alcista sobre la moneda (dólar se aprecia frente a la moneda del país tarifado) por razones tradicionales.”

Miran afirma más adelante que “en los datos macroeconómicos del periodo 2018-2019, los aranceles operaron prácticamente como se describió anteriormente. El tipo arancelario efectivo sobre las importaciones chinas aumentó 17.9 puntos porcentuales desde el inicio de la guerra comercial en 2018 hasta alcanzar el tipo arancelario máximo en 2019. A medida que los mercados financieros asimilaban las noticias, el renminbi chino se depreció frente al dólar durante este periodo un 13.7 %, de modo que el precio de importación en dólares estadounidenses después de aplicar aranceles aumentó un 4.1 %. En otras palabras, la fluctuación cambiaria compensó más de tres cuartas partes del aumento del arancel, de modo que se vio una presión inflacionista sobre la moneda (dólar) más débil de lo anticipado. Medidas de esta clase ya se han implementado con éxito en el pasado”.

La misma depreciación de la moneda del 15 %, lo que sugiere una compensación total, fue encontrada en “El arancel, Santo Grial de la economía EE. UU?” que publicamos el pasado 20 de enero, señalamos que el día de la apreciación mencionada, la depreciación de 13.7% del renminbi chino en el 2018-2019 coincidía exactamente con la apreciación anual promedio de 2.2% del dólar frente al renminbi registrada por el FMI entre 2017 y 2019.

Los argumentos anteriores posiblemente son los que han llevado al presidente Trump y a su equipo a plantear que la andanada de aranceles “recíprocos” lanzada el 2 abril no afectará a la inflación y que, por tanto, el Banco de la Reserva Federal (FED) que preside Jerome Powell no debe seguir dilatando el recorte de la tasa de interés. Cuando el conjunto de aranceles fue presentado el pasado 20 de marzo y apoyados por el halcón arancelario Peter Navarro, los economistas del Departamento de los aranceles de la administración Trump, está claro que los asesores económicos del presidente están observando bastante detenidamente los modelos de equilibrio parcial. Por la misma razón Miran ha difundido la urgencia de robustecer al consejo si los jueces no suben las tasas de interés.

Los posibles modelos hacia los que se está inclinando la administración de la nueva administración estadounidense hacia Francia, los asesores y economistas del presidente Trump deberían revisar de nuevo sus tramas ante las luces de los tres textos fundamentales del padre del equilibrio general en economía, el francés Leon Walras, para escribir más productivo para EE. UU y para el mundo en general. Si una de las “orientaciones de economistas inexistentes” como el nombrado Ron Vara, que no es otra cosa que el anagrama de Navarro, según Musk, el principal “morón” de la corte proteccionista.

Han pasado más de dos semanas luego del anuncio de los aranceles “recíprocos” que supuestamente persiguen poner fin a la práctica de “infidelidad” comercial de 182 países, incluyendo a República Dominicana, país con el cual EE. UU. exhibió un superávit comercial de US$41,300 millones en el periodo 2015-2024. Ha tenido lugar la compensación de las tarifas impuestas unilateralmente por EE. UU. con depreciaciones de las monedas de los países tarifados en porcentajes similares a los aranceles “recíprocos” anunciados el pasado 2 de abril? Para responder a la pregunta tomamos 30 casos, incluyendo a los afectados por los aranceles “recíprocos” más elevados y los principales países de la América Latina. La compensación no ha tenido lugar. Comencemos con China. El arancel “recíproco” anunciado con los “represálicos” sumó 145%. Según los modelos de equilibrio parcial de Miran y Vara, el yuan o renminbi debió sufrir una depreciación de 14.5%, de manera que el arancel termine siendo pagado por los chinos y no por los estadounidenses. Al 18 de abril, sin embargo, la depreciación del yuan fue de solo 0.45%. Si un producto chino, a pesar de ese arancel, entrase a EE. UU., el 99.7% del arancel impuesto estaría sobre las espaldas de los consumidores estadounidenses en forma de precios dramáticamente más elevados y apenas el 0.3% sobre los “campesinos” chinos. En el caso de Vietnam, el arancel “recíproco” impuesto fue de 46% y el dong vietnamita apenas se ha depreciado un 1.05%. En este caso, el consumidor de EE. UU. cargaría con el 97.7% del peso del arancel mientras que los vietnamitas apenas soportarían el 2.3%. Si nos movemos a Taiwán encontramos que en vez del nuevo dólar taiwanés depreciarse, este ha apreciado un 2.22%. En consecuencia, aunque el arancel “recíproco” fue de 32%, el consumidor estadounidense terminó sufriendo en su bolsillo como si fuese de 34.22%.

Si echamos un vistazo a lo sucedido con el euro, moneda que según los asesores Miran-Vara debió sufrir una depreciación del 20% frente al dólar, similar al nivel del arancel recíproco impuesto por la administración Trump a la zona Euro, nos encontramos con la sorpresa de que el euro, violentando las predicciones de los “modelos de equilibrio parcial” de los asesores de la Casa Blanca, se ha apreciado frente al dólar un 4.35%; en consecuencia, el golpe contra el bolsillo de los estadounidenses no sería el 20% pronosticado por Miran-Vara sino un aumento de precios de 24.35% de los bienes importados de Europa. La realidad es que el argumento de que el impacto de las tarifas “recíprocas” sobre los precios y la inflación sería nulo se ha desmoronado. Es por eso que Powell, el presidente de la FED, ha advertido que con las informaciones disponibles sobre lo que ha sucedido y las simulaciones sobre lo que podría suceder con los precios y la inflación en EE. UU. como consecuencia de los aranceles “recíprocos”, la FED está preocupada. La baja en la tasa de política de la FED, contrariamente a Miran, no está al borde de la esquina. Como diría Walras, si las tasas de los títulos del Tesoro de EE. UU. a 10 y 30 años han subido 14 y 26 puntos básicos desde el “Día de la Liberación” hay otras cosas sucediendo en otros mercados que pasan desapercibidas para los adictos a los modelos de equilibrio parcial. A diferencia de Miran, la FED mira desde todos los ángulos la volátil producción de suspenso, terror y catástrofe que emana de los estudios Magwood.

Los artículos de Andrés Dauhajre hijo  
en elCaribe pueden leerse en www.lafundacion.do


Artículos recientes
Artículos