Por Andrés Dauhajre hijo. dic 08, 2025

El gran reto dominicano 

 

Por Andrés Dauhajre hijo 

Fundación Economía y Desarrollo, Inc. 

 

En los últimos 13 años, el Gobierno dominicano aceptó someterse al mandato de la Ley 66-97 que estableció el gasto mínimo en educación pública preuniversitaria en 4% del PIB. Durante ese período, el Gobierno, con el dinero de los contribuyentes, ha destinado US$45,965 millones a la educación pública preuniversitaria. Una porción considerable del tsunami de recursos destinados a la educación fue dedicada a elevar de manera extraordinaria los salarios de nuestros maestros. 

 

Antes del 4%, el salario promedio de los maestros de nuestras escuelas públicas era uno de los más bajos de la región. Hoy día, la fuerte migración de recursos públicos desde áreas como la inversión pública, entre otras, ha permitido que el docente promedio de nuestro sistema de educación pública sea, después del uruguayo, el mejor pagado de la región.  Los que tengan dudas solo tienen que buscar la información de los salarios en moneda local correspondientes a la jornada escolar extendida que publican los ministerios de educación de la región. Con el resultado en la mano, entren al portal del FMI y busquen para cada país el dato de la paridad de poder adquisitivo (PPA), es decir, la tasa de cambio necesaria para que una unidad monetaria (la moneda de cada país de la región) compre la misma canasta de bienes y servicios en cada país de la región que un dólar estadounidense puede comprar en EE.UU. Con esa tasa para cada país, podemos construir el ranking, perfectamente comparable, del salario promedio de los maestros de las escuelas públicas en la región, medidos en una moneda común (dólares a precios internacionales actuales, PPA). 

 

Uruguay encabeza la lista con un salario mensual promedio de US$3,720, seguido por República Dominicana, con US$2,731. Pagamos 13% más que Colombia, 43% más que Brasil, 50% más que Chile y 3.5 veces lo que paga México. Si el problema de la educación pública dominicana era que nuestros maestros ganaban poco, este ha desaparecido. Lamentablemente, no existe evidencia empírica contundente que permita asegurar que aumentos salariales sustanciales garantizan un mejor desempeño de los maestros. Cuando se compara el salario promedio de los maestros de los países de la región con la calificación promedio obtenida en Matemáticas, Lectura y Ciencias en PISA-2022, se observa una correlación lineal positiva pero débil (R2 = 0.055). No sorprende que, si eliminamos el dato atípico de República Dominicana (segundo mayor salario y peor calificación promedio en PISA-2022), la correlación mejora (R2 = 0.167), aunque se mantiene baja. El haber multiplicado por 6.3 veces el gasto en remuneraciones y contribuciones del Ministerio de Educación entre 2012 y 2025, no ha tenido ningún efecto positivo en la calidad de la educación pública dominicana si utilizamos los resultados de PISA-2022 como indicador.   

 

Es posible que 13 años sea un período relativamente corto y que tendremos que ser un poco más pacientes; pero debemos, sin lugar a dudas, explorar opciones que promuevan una mejoría significativa, sostenida y creciente en la calidad de la educación pública que emana de nuestras escuelas. En julio de 2023, abordamos en El Caribe la reforma educativa que ha sido ejecutada en Vietnam, un país que ha enfrentado más penurias que República Dominicana, y el cual, a pesar de su crecimiento a partir de las reformas “Doi-Moi” que se iniciaron en 1986, todavía tiene un ingreso per cápita en dólares corrientes equivalente al 40% del nuestro. Causó sorpresa cuando el 29 de junio de 2023, la revista The Economist publicó un reportaje bajo el título “¿Por qué las escuelas de Vietnam son tan buenas?”. En las pruebas prepandemia de PISA (2018), los estudiantes de Vietnam obtuvieron una calificación promedio de 496 en matemáticas, 505 en lectura y 543 en Ciencias, muy por encima de los 325, 342 y 336 obtenidos por los estudiantes dominicanos en esas tres ramas, respectivamente, en ese año. En ese artículo señalamos que, en las Olimpiadas Internacionales de Matemáticas de 2022 los 6 participantes vietnamitas ganaron medallas, 2 de oro, 2 de plata y 2 de bronce, lo que colocó a Vietnam en la posición 4 en el ranking mundial de medallas entre los 104 países participantes. En las Olimpiadas de Informática del Asia-Pacífico de 2022 en la que participaron 35 países, los 7 estudiantes de Vietnam ganaron medallas, 3 de oro y 4 de plata; Vietnam ocupó la tercera posición en el tablero de medallas, por debajo de China y Rusia. 

 

Vietnam no ha invertido mucho más que nosotros en educación pública (4.6% del PIB en 2008-2022). La diferencia es que ejecutaron una reforma que convirtió su sistema educativo público en uno de los más costo-efectivos del mundo. The Economist achacó el éxito al calibre de sus maestros, “no porque sean necesariamente los mejores calificados” sino porque son simplemente los más efectivos enseñando. Si a los estudiantes les va bien, el maestro recibe la acreditación de “excelente”, asegurándole una mayor remuneración. Los padres se esfuerzan para que sus hijos consigan ingresar a las aulas donde enseñan “docentes excelentes”. Si a los estudiantes les va mal, el maestro debe explicar las razones una entidad que está obsesionada con la educación de calidad, el Partido Comunista. Adicionalmente, han reconocido la enorme importancia de la educación inicial, la capacitación continua e intensa de los maestros en el área de STEM y del fomento de escuelas para niños y jóvenes superdotados, así como de escuelas especializadas en ciencias (“magnet schools”). Han logrado esa efectividad con salarios mucho más bajos que los que pagamos a los nuestros. Mientras los nuestros ganan, en promedio, US$2,731 (PPA) al mes, los que más ganan en Vietnam perciben US$2,263 (PPA). La enseñanza de inglés es una prioridad. Por eso a los maestros vietnamitas de inglés les pagan, dependiendo del nivel escolar en que enseñan, entre US$7,326 (PPA) y US$7,909 (PPA). A los maestros extranjeros que enseñan inglés en las escuelas públicas, se les paga entre US$6,006 (PPA) y US$6,660 (PPA) más los gastos de alojamiento y viaje. Ojalá nuestra clase política se anime a viajar a Vietnam. Así podría identificar cuáles lecciones nos permitirían mejorar la calidad de la educación pública, el gran reto dominicano. 

 

Los artículos de Andrés Dauhajre hijo en el Caribe pueden leerse en La Fundación


Artículos recientes
Artículos